Pocos personajes se vuelven entrañables en tan solo ocho episodios.
Pocos trascienden del imaginario a un posible mundo real.
Pocos tienen el coraje de seguir siempre adelante.
Ésta no es una alegoría para Tengen Toppa Gurren-Lagan. Ésta es un reconocimiento para un personaje excepcional, el gran Kamina-Aniki.
La serie es buena. Aunque "mecha" no es mi estilo preferido, me quedé enganchado por el ágil desarrollo de los acontecimientos.
Se nos muestra un mundo alternativo. La superficie terrena es inhabitable. Los humanos están relegados al subsuelo. Muy pocos han subido pero jamás regresaron y los pocos que sobreviven arriba luchan contra seres misteriosos llamados hombres bestia que pilotean robots Gumen.
De un pueblo del subterráneo (jiha) se presentan el personaje principal Simón y el otro no menos importante y que es la razón de este post (incluso parece ser el protagónico al principio) Kamina Aniki. En éste escenario se da lugar al desenvolvimiento de los hechos.
Durante los ocho primeros episodios en los que aparece pensé que el segundo, Aniki, es de lo mejor de la historia. Es el típico personaje obstinado, rudo, soñador; pero con un estilo muy particular (terquedad absoluta condensada en un solo ser). Esto lo mete en situaciones absurdamente divertidas (a la vez cargadas de mucha acción - es importante resaltarlo) las cuales me hicieron pensar que siempre saldría ileso al mejor estilo de un héroe de cómic gringo. Pero no fue así.
Justo en el clímax de su brillante aparición pronucia una de las frases más emotivas que conbinado con la situación de ese momento resulta una efeméride para recordar:
(Kamina sale de su Gurren y entra al Lagan de Simon)
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después que es seriamente lastimado.
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Simon: Aniki!
(Kamina encaja un puñete a Simón que está conflictuado)
Kamina san: …”Cuando te sientas confuso yo siempre estaré para hacerte reaccionar a golpes”
Importante lección para Simon y le servirá para comprender que confiar en sí mismo es fundamental para la serie.
Todo estaba bien...y entonces mejoró. Grande fue mi sorpresa cuando uno de los mejores personajes que pude ver jamás y un genuino anarquista era herido fatalmente frente a mis ojos en la decisiva batalla (por el Dai-Gunzan)contra un general del rey espiral.
Aniki moría inevitablemente, con su actitud de sempiterna tranquilidad y su burlona sonrisa de autoconfianza desmesurada.
Inicialmente exclamé ¡cómo nos arrebatan al personaje por quien me enganche a la historia! pero después de pensarlo supe que era lo correcto. Un personaje excepcional debe tener una trajinada y corta existencia, es la única forma de dejar huella en todos nosotros.
Su aparición en la serie fue fugaz y tan bien hecha que su desaparición fue confortante. En solo ocho episodios me hizo admirarle por su coraje, reir hasta mearme con el riesgo en que se veía envuelto por su alocada filosofía , alegrarme por sus milagrosas victorias y hasta lamentarme por el beso inconcluso que le estampa la cimbreante yoko chan ( Kamina: “cuando regrese, te lo devolveré multiplicado por diez…”). Pocos personajes quedan en lo más alto. Pocos de éstos te dejan satisfecho con su corto pero determinante paso por una historia.